JUSTIFICACIÓN
Nada mejor para celebrar los
450 años de la fundación española de Piura que presentando este recuento de su
periodismo que es en buena cuenta la historia de la ciudad, de la región entera
y de sus gentes.
Piura es hoy el departamento
de mayor población en el Perú después de Lima. Pero sus medios de comunicación
social son escasos y mediocres. Con 64 diarios en el país, a Piura sólo le
corresponden tres-“El Tiempo”, “Correo” y “El Norte”-y de 268 radioemisoras que
emiten sus ondas en el espacio nacional, en Piura sólo hay ocho, de alcance
realmente limitado. La televisión sólo repite las transmisiones de Lima,
existiendo una fuerte penetración de la TV y radio de Ecuador y hasta de
Colombia.
La historia del periodismo
de provincias es la historia de dos pueblos olvidados del Perú, es el avance
lento y corrosivo de la marginación entre la macrocefalia centralista de la
capital.
El Piura vamos a ver cómo en
el siglo pasado se editaron cientos de periódicos, y hoy languidecen únicamente
tres, y de ellos “El Norte” de Sullana es un homenaje a Gutemberg, pues se hace
con tipografía a mano.
Álvaro Rojas Samanez dice
que “si hay alguna historia digna de ser contada, es la que se refiere a los
diarios provincianos, esa prensa regional de la que solamente suele acordarse
el poder central, cuando uno de sus emisarios o representantes visita las
provincias y quiere hacer algún anuncio
espectacular”.
Esta apreciación me llevó a
investigar la realidad periodística norteña, cuando estudiaba en la Escuela de
Periodismo de la Universidad Nacional de Trujillo en la década del 60.
Los avatares del trabajo
periodístico en Lima, en la fulgurante y discutida década posterior, permitieron
que la investigación decantara para aparecer ahora con la intención manifiesta
de honrar a quienes hicieron y hacen periodismo en las ciudades y pueblos del
interior del país.
Pero no se trata de otear
solo el pasado o detenernos en el presente. ¿Qué va a pasar en Piura hasta el
año dos mil y en adelante? La interrogante nos angustia al examinar los índices
de marginalidad, desocupación y miseria, que son también comunes a la patria
toda. Y es entonces cuando debemos insistir en el inmenso y trascendental rol
que han de cumplir en los medios de comunicación social los periodistas y quienes sean sus
gonfaloneros.
Piura ha de ser en el futuro
lo que sus periódicos, radios y televisión
quieran y presenten como proyecto comunitario, como meta regional
insertada en un contexto nacional, de reivindicación, desarrollo y progreso. Aquí
–en el siglo pasado- recibimos el influjo liberador de Simón Rodríguez, el
maestro, y de Manuela Sáenz, el amor de Bolívar, sepultados en Amotape y Paita.
Hasta estas tierras llegaron las ideas libertarias y nacionalistas de Mazzini y
Garibaldi, y más de una vez las montoneras capturaron Piura para implantar una
utópica Comuna al estilo de la de París. En nuestro siglo contamos con orgullo
a un gran conductor socialista: Luciano Castillo, y un revolucionario –Juan
Velasco Alvarado- que llevó a la práctica
sus sueños, marcando con fuego la historia peruana. Aquí en Piura se hizo una
reforma agraria tan profunda que creó un vacío en el campo, hasta ahora no
cubierto. Ciudades y gentes desorientadas buscan un camino, que ha de ser
diferente y prístino, basado en la democracia social con justicia y libertad.
Los medios de comunicación
social en Piura deben expresar las necesidades, intereses y esperanzas de los
grupos especialistas mayoritarios que conforman su población urbana y rural. Ni
los diarios ni la radio ni la TV se ocupa del campo, el más feraz del país, y
en las ciudades provincianas estos medios de comunicación en nada sirven a la
educación, la ciencia y la cultura. Son más bien frívolos agentes publicitarios
de una sociedad de consumo cada vez más lejana y ajena. Entre nosotros los
medios son la mejor forma de evadirnos y, al contrario, ellos debieran ayudar a
encontrarnos, En la prensa y los audiovisuales hemos de discutir el futuro,
cuestionar la mediocridad y podredumbre existente y mostrar al mundo y la
inteligencia al servicio de la sociedad.
Julio, 1983.
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